LA VIDA DE NICHIREN
Nichiren (1222-1282), el sacerdote que estableció la forma de budismo que practican los miembros de la SGI, es una figura única en la historia social y religiosa del Japón. En una sociedad en la que, con frecuencia, se ocultaban los conflictos y los problemas a la vista de la gente, Nichiren fue franco y directo en su crítica a las sectas budistas establecidas y a las autoridades seculares. El método que empleó para realizar su propagación fue el "shakubuku", una aguda e implacable dialéctica entre las diferentes perspectivas en búsqueda de la verdad. La evaluación que brindó Uchimura Kanzo, el renombrado pensador y escritor cristiano del Japón, en su obra Hombres representativos del Japón, escrita en 1908, expresa las reacciones ambivalentes que Nichiren provocó: "Nichiren, sin su combatividad, es nuestro ideal de hombre religioso".
Si bien Nichiren demostró una postura crítica de gran severidad hacia lo que él consideró una distorsión o corrupción del mensaje esencial del budismo, sus cartas de orientación y de aliento a sus seguidores registran una cálida preocupación por las personas que eran ignoradas dentro de la sociedad medieval japonesa. Tal es el caso de las numerosas cartas que escribió a creyentes laicas, en las que dio pruebas de una extraordinaria comprensión de los sufrimientos que estas padecían; asimismo, propugnó el principio del Sutra del loto de que todas las personas, sean hombres o mujeres, pueden lograr la iluminación tal como son.
La solidaridad de Nichiren con las personas oprimidas se relaciona con las circunstancias de su nacimiento. Su padre era pescador en la costa oriental de lo que hoy es Tokio, por lo que Nichiren se identificó como "el hijo de una familia chandala [intocable]". La vida en el Japón feudal era dura y cruel, especialmente para las masas que ocupaban el escalón más bajo de la jerarquía social. Al experimentar en carne propia las penurias de la gente común, Nichiren sintió, ya desde temprana edad, el poderoso deseo de encontrar una manera de resolver el problema del sufrimiento humano.
Lo que conocemos de la vida y el pensamiento de Nichiren nos llega principalmente a través de sus voluminosos escritos. Además de importantes tratados sobre cuestiones doctrinales, él escribió muchos cientos de cartas dirigidas a sus seguidores. Algunos de sus escritos más importantes fueron elaborados en circunstancias realmente severas, como cuando estuvo exiliado, en una isla azotada por las neviscas al norte de Japón.
El anuncio de sus enseñanzas
Cuando Nichiren tenía doce años, comenzó a estudiar en un templo que se hallaba cerca de su pueblo natal. Allí se le enseñaron las doctrinas de las escuelas budistas más importantes de la época. Y allí también, él oró con el profundo deseo y determinación de llegar a ser, según sus palabras, "el hombre más sabio del Japón". Nichiren escribió que, en respuesta a esa plegaria, le fue concedida la "gran joya" de la sabiduría.
El presidente de la SGI, Daisaku Ikeda, destacó que la sabiduría que podemos hacer surgir desde nuestro interior es proporcional a nuestro sentido de responsabilidad. El incentivo del joven Nichiren fue un ardiente sentido de responsabilidad de aliviar el sufrimiento enorme que padecía el pueblo, y eso fue lo que le permitió comprender profundamente la naturaleza esencial de la vida y de la realidad de los seres humanos.
Nichiren inició el estudio exhaustivo de un sinfín de enseñanzas y sutras budistas, que a menudo se contradecían entre ellos. Desde los dieciséis hasta los treinta y dos años, viajó a Kamakura y a Kyoto para visitar los centros budistas más importantes y estudiar una inmensa cantidad de sutras, tratados y comentarios. La conclusión a la que llegó fue que la esencia de la iluminación de Shakyamuni se encontraba en el Sutra del loto, y que el principio o ley a la cual se iluminan todos los budas se expresa en la frase "Nam-miojo-rengue-kio", el título o daimoku de ese sutra.
Al mismo tiempo, comprendió claramente que promover la fe en el Sutra del loto como vehículo único para la iluminación significaría ganarse la enemistad pública de las escuelas budistas existentes, muchas de las cuales enseñaban que el acceso a la Tierra del Buda solo era posible después de la muerte. Mientras Nichiren propugnaba el empleo de la práctica budista para desafiar las vicisitudes de la vida y desarrollar la fortaleza interior de cada persona, las escuelas tradicionales alentaban la resignación y la pasividad. Era de esperarse una reacción en contra de sus enseñanzas, y Nichiren escribió acerca de la lucha interior que libró para decidir si debía o no proclamarlas.
Persecuciones
Al resolver que permanecer en silencio sería una falta de amor compasivo, el vigésimo octavo día del cuarto mes (de acuerdo con el calendario lunar) de 1253, Nichiren hizo la declaración pública de sus creencias. Tal como era de esperar, su insistencia en la eficacia única del Sutra del loto –y su principio fundamental de que todas las personas son en realidad budas—, dada la confusión y corrupción de la época, fue recibida con desconfianza y hostilidad. El administrador de la región, seguidor devoto de la escuela de la Tierra Pura, orquestó el arresto de Nichiren. Y, a partir de ese momento, su vida se convirtió en una serie interminable de continuo hostigamiento, persecuciones y abusos.
Una de las razones para ello fue que las autoridades comprendieron que la insistencia inquebrantable de Nichiren en la igualdad de todas las personas era una amenaza directa a la estructura de poder que discriminaba injustamente a las mayorías empobrecidas. Las escuelas budistas vigentes en la época fueron incorporadas en dicha estructura, que les brindaba a las autoridades gubernamentales un medio efectivo de fortalecer y extender su poder sobre el pueblo. Los sacerdotes de esas escuelas, que ocupaban posiciones de privilegio dentro de la jerarquía social, estaban profundamente implicados en el sistema de explotación y no tenían razones para cuestionar el estado de cosas. Esa fue otra razón por la que Nichiren pudo atraer una cantidad significativa de seguidores, pese al riesgo que ello representaba. El Sutra del loto predice que quienes propaguen sus enseñanzas en la época corrupta del Último Día, deberán enfrentar severas pruebas. Nichiren interpretó que las persecuciones que se abatieron sobre él eran la evidencia de que estaba cumpliendo su misión en la vida.
En 1260, tras una serie de catastróficos desastres naturales, Nichiren escribió su tratado más conocido, el Rissho ankoku ron (Sobre el establecimiento de la enseñanza correcta para asegurar la paz en la tierra). En él, desarrolla la idea de que solo reviviendo un espíritu de reverencia por la dignidad y santidad de la vida humana, a través de la fe en el Sutra del loto, podría restaurarse el orden y la paz, y prevenir nuevos desastres. Nichiren presentó el tratado a las autoridades políticas más poderosas del Japón y las instó a organizar un debate público con representantes de otras escuelas budistas. Su reclamo –que él reiteró a lo largo de su vida— fue ignorado, y las autoridades lo desterraron a la península de Izu.
Los siguientes fueron años de nuevos exilios y de una crisis decisiva en su vida: un intento de ejecutarlo que se llevó a cabo en la playa de Tatsunokuchi. De acuerdo con su propio relato, momentos antes de que cayera sobre él la espada del verdugo, un objeto luminoso –posiblemente un meteoro— atravesó el cielo con un brillo tan cegador, que los oficiales aterrorizados suspendieron la ejecución. Nichiren fue exiliado a la isla de Sado donde, sometido a las más extremas privaciones, continuó propagando la doctrina entre las personas y escribiendo tratados y cartas.
En parte, debido a que las predicciones que había realizado en el Rissho ankoku ron se habían hecho realidad, después de casi dos años y medio de permanecer en Sado, Nichiren fue perdonado y regresó a Kamakura, que era el centro político de la nación. Según versiones, se le ofreció un templo y un patrocinio oficial si desistía de sus críticas hacia otras escuelas budistas; pero el rehusó. Se retiró al monte Minobu donde siguió escribiendo copiosamente e instruyendo a sus discípulos.
La transmisión
Durante ese período, el sacerdote Nikko, quien había acompañado a Nichiren durante su tumultuosa trayectoria y abrazado sus enseñanzas, estaba convirtiendo a muchos pobladores en la vecina aldea de Atsuhara. Los sacerdotes de un templo Tendai de la zona, indignados ante ese hecho, comenzaron a perseguir a los nuevos creyentes. Finalmente, instigaron un ataque contra los seguidores de Nichiren y arrestaron a veinte campesinos indefensos bajo acusaciones de robo falsas. Tres de esos aldeanos fueron ejecutados en 1279.
Si bien las persecuciones anteriores habían sido dirigidas solo contra Nichiren, esa vez las víctimas fueron sus seguidores laicos. A pesar de no conocer profundamente los aspectos teóricos de su nueva fe, los campesinos habían permanecido firmes ante las más graves amenazas y hostigamientos. Para Nichiren, eso significó un punto de inflexión crucial que le inspiró la confianza de que sus enseñanzas se mantendrían y practicarían después de su muerte. Si bien hasta entonces había inscrito mandalas sagrados (Gohonzon) para creyentes individuales, en ese momento inscribió un mandala dedicado explícitamente a la felicidad e iluminación de toda la humanidad. Eso simbolizó el establecimiento de su budismo como una fe universal. Nichiren murió tres años después, habiendo completado su misión. La transmisión de sus enseñanzas y el logro de su visión de la paz basada en el respeto por la dignidad de la vida es la inspiración primordial de los miembros de la SGI de todo el mundo.
[Nota: Adaptación de un artículo publicado en la revista SGI Quarterly, octubre 2004.]