PRIMEROS PASOS
INTRODUCCIÓN A LA PRÁCTICA
Las personas que se inician en la práctica del budismo de Nichiren generalmente introducen primero la entonación de Nam-miojo-renge-kio (también denominado daimoku) por unos minutos a la mañana y a la tarde.
Se recomienda adoptar el budismo de una manera práctica y apropiada a las circunstancias de cada persona, por lo que se alienta a quienes se inician en el budismo, que puedan comprobar los efectos de la oración acostumbrándose gradualmente a la práctica. La presencia de los compañeros de práctica en los grupos locales de la SGI ayuda a despejar las preguntas que surgen en el proceso de aprendizaje.
La cantidad de tiempo que se dedica a la oración es una elección personal. Por ejemplo, al comienzo, una persona puede optar por hacerlo durante cinco o diez minutos cada vez. Lo más importante es tratar de convertir la oración en una rutina, en lo posible, matutina y vespertina. Mantener la práctica es un desafío constante, que sin embargo, permite cosechar muchos beneficios. Con frecuencia, quienes enfrentan obstáculos oran de manera mucho más concentrada para lograr percibir su situación con mayor claridad.
La entonación del daimoku se compara con el acto de cargar una batería, de modo que, cuanto más energía esta tiene, más puede dispensar. No obstante, es importante recordar que la práctica no es algo mágico. Nos brinda esperanza, fortaleza y energía, de modo que podamos llevar a cabo la acción correcta para resolver nuestros problemas. Muchas personas oran naturalmente por otras personas que están sufriendo.
Estudio y reuniones de diálogo
El hábito de profundizar los conocimientos del credo religioso es vital para obtener lo mejor de la práctica budista. El material de estudio disponible en esta página web brinda una guía práctica de introducción al budismo. Se alienta a las personas que están comenzando a practicar a participar de las reuniones locales de la SGI, a fin de que planteen sus preguntas y reciban el apoyo y el aliento de quienes poseen mayor experiencia en aplicar el budismo a los desafíos de la vida diaria.
Guía del presidente de la SGI, Daisaku Ikeda, sobre el daimoku:
“[S]omos seres humanos, así que es natural que nuestra mente fluya y que afloren toda clase de pensamientos y recuerdos. (…) No hay técnica determinada o una establecida para orar. El budismo da importancia a la autenticidad, a la naturalidad. Por lo tanto, hagan daimoku tal como son, sin artificios ni imposturas. Con el tiempo, a medida que su fe se desarrolle, verán que cada vez les es más fácil concentrar la mente cuando oran.”
“Es natural que su oración se centre en sus propios deseos y sueños. (…) Pero si entonan daimoku de una forma natural, sin reservas ni afectación, por lo que más ansían, con el tiempo irán cultivando un estado de vida cada vez más amplio y noble. Desde luego, está perfectamente bien hacer daimoku con la decisión de ser una persona más generosa o por el bien de los amigos y del kosen-rufu, es decir, por la felicidad y la prosperidad de todas las personas. Son libres de hacer daimoku por lo que quieran. Todo queda en ustedes. Hacer el gongyo y el daimoku no son obligaciones, sino un estupendo derecho que todos tenemos.”
[Extraído de “La importancia del gongyo y el daimoku”, de la serie “Conversaciones sobre la juventud: Para los protagonistas del siglo XXI”, publicado el 9 de julio de 1997, en el Koko Shimpo, periódico de la División de Estudiantes de Segunda Enseñanza Superior de la Soka Gakkai.]